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sábado, 7 de agosto de 2010

En el país de Gargantua


Por: Paolo Astorga

“Y qué hacemos / para librarnos de los seres de cuatro patas / que simulan andar en dos pies”; con estos primeros versos cargados de irónico desaliento aparece como furibundo canto de protesta el poemario En el pais de Gargantua (Editorial Arteidea, 2010) del poeta peruano Niko Velita Palacin (Pasco, 1972), es aquí donde la poesía toma un boleto de retorno a la memoria colectiva del pasado, de los años de marcada violencia armada que el Perú sufrió en las dos décadas anteriores. Poesía que se enquista en nuestros ojos como ladridos de perros que se confunden entre tiernos huaynos de nostalgia, entre tabúes y alienación, ironía y compromiso; es pues este libro, un nuevo contemplar de esa herida interior que no deja de pudrirse, que no deja de latir su enigmático gemido en pos de justicia. Es pues este poemario un largo canto contra el inmenso Gargantúa que no deja de tragarse el país, de violarlo hasta que sangre en su totalidad, de hacer lo que sea, con tal de nunca acabar su inconmensurable orgía del poder:
Nací el 72
cuando no se multiplicaban los panes
tampoco los peces dorados
Que la Aritmética ahora tampoco
multiplica ni suma
pero susurra al viento su canto
Unos a otros se matan sin compasión
Mamacha de las Mercedes qué es lo que pasa aquí
Debajito de su poncho cerquita del corazón
Abrigaba su charango como abrigando el amor

Los poemas de Niko son certeros, sin más máscaras que se propia y cruda desnudez. Es que el poeta busca más que un mero disfrute estético, entregarnos su visión de los años de violencia y dictadura que el país vivió. Él a través de su viaje exploratorio y censor, encuentra seres comunes: muertos, desaparecidos, militares asesinos, injusticia, un gobierno corrupto hasta los tuétanos, y sobre todo la estúpida ironía de saberse desprotegido ante esos Gargantúas que nos desmiembra de a poquitos disfrutando nuestro dolor, nuestra miseria, nuestra jactanciosa inanición. Para muestra observemos un fragmento del poema Intocables, que es una directa alusión a la matanza en los penales dentro del desastroso primer gobierno de Alan García:
Casi todos sabemos sabelotodos
que hubo además un pelotón el 86
que andaba de casa en casa
con su mortandad en manos
A nadie se le ocurre que fuesen inmortales
pero sí intocables y directamente de Palacio
Unos dicen por la democracia herida
Herida en las calles a falta de pan y sal
Otros porque el presidente furibundo
tenía 86% de oposición en diputados
o será que una multitud de 86 mil andaba en huelga
Ahí está Jorge boca abajo más otros 86 reclusos
con su bala en la nuca y salida entre los ojos
Es obvio, este libro no habla de flores, de amores que se frustran en un solo verano, de mariposas arcanas, o bellas muchachitas en su edad de flor perfecta. Este es un libro para hacer de la pólvora y la violencia, un auxilio para las memorias dormidas, para las opiniones tránsfugas, para aprender de ese pasado nefasto que aún llevamos en el lomo y que nos arde, nos llama, nos alienta, nos deshabita, nos cunde en pánico al volver a esos días donde pagaban los inocentes, los que siempre tienen las de perder:
Esto es lo misterioso en la trampa
Que apretuja nuestros corazones
sin explicación posible por la amorología
En carceleta electrocutan los testículos
al hombre que amó la vida y la luz
El agente verdugo garantiza su infertilidad
Que no se proliferen los hombres soberbios
sino los cabizbajos y tristones
Un agente sabueso ladra fuerte
para atemorizar a la esposa
que ya no tendrá hijos ni nietos
a quienes abrigar con el abrazo
en los días de invierno
Y al final en la última sección de este libro el poeta recuerda con ternura y a la vez resentimiento, nostalgia, rabia que causa la frustración ante la injusta muerte de un ser amado, un ser que en medio de las inconsecuencias y aberraciones, aparece cristalino, límpido, sin embargo lo que el poeta nos muestra en su Elegía para Sandrita es un canto desgarrado, tocado por la violencia y la desolación que acrecientan la denuncia ante la obscenidad, ante ese absurdo que es una patria de ratas donde solo se gesta la traición y la venganza atravesadas de irracional ironía:
Por eso
un día domingo por la tarde
luego del almuerzo
las quise aplastar una a una con el pie derecho
a las más grandes
sin saber que eran durísimas
pero como yo era tan igual de terco
fui a casa por un martillo
La noche me cogió
en ese quehacer interminable
entonces cansado regresé a casa
y con el martillo a escondidas
porque mamá decía
que esos bichos
al igual que los sátrapas del siglo 20
también eran hijos de Dios
Es pues En el país de Gargantúa, un libro plagado por la denuncia y la ironía de saberse testigo de la violencia en un país que ha olvidado sus heridas hasta hacerlas pudrir. Niko Velita, intenta en este largo canto en pos de la libertad, expresarnos una visión que supera la mera politiquería. Él nos muestra en suma, las ansias por la paz, el anhelo por la solidaridad y la purificación de este país jodido por sus cuatro costados.

Tomado de:
http://revistaremolinos.blogspot.com/

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